Carta a un bebé "de FIV"

Leyendo, leyendo hemos encontrado esta Carta a un bebé “de FIV”. 
Forma parte  del libro “El embarazo más deseado. Guía práctica de la reproducción asistida” coordinado por Antonio Requena Miranda y Juan Antonio García Velasco.

Hola María,

No imaginas la alegría que todo el equipo hemos sentido al conocer, a través de la carta enviada por tus padres, que ya ha finalizado esta primera gran aventura en tu corta existencia. Y digo primera, porque esto no ha hecho más que comenzar tanto para ti como para tus padres.

Ya estás al fin entre nosotros

Recordamos las primeras visitas de Lucía y Carlos-tus padres- a nuestro centro. Venían de muy lejos y con algunas decepciones anteriores en esto a lo que-como ya aprenderás más adelante-llamamos Reproducción Asistida y donde el resultado en ocasiones conlleva, además de muchísima ilusión, más tiempo, esfuerzo, desgaste, emociones…de lo que inicialmente se cree al acudir a nosotros.

Con toda esa ilusión y confianza depositada en nuestro equipo por parte de tus padres-como si de su primer intento se tratara- nos pusimos todos manos a la obra para conseguir que estuvieras cuanto antes entre nosotros.

A Lucía-ya con 38 años- le diagnosticamos rápido una baja respuesta. Te preguntarás ¿y eso que significa? Pues que, pese a la medicación que diariamente se administraba a tu mamá, con las correspondientes molestias para ella, nos resultaba difícil lograr que su ovario produjera un número suficiente de ovocitos con los que poder trabajar en el laboratorio de FIV. De hecho, tras mucho esfuerzo por parte de su ginecólogo y varias cancelaciones porque el ovario no respondía bien, logramos obtener 4 ovocitos valiosísimos con los que comenzamos nuestro trabajo en el laboratorio.

Por cierto, a estas alturas, creo que todavía no te he comentado que soy una de las embriólogas que trabajamos en nuestro laboratorio y que conocemos muy bien desde hace muchísimo más tiempo del que imaginas…incluso mucho antes que tus papas, abuelos u otras personas cercanas a ti y que todavía están celebrando tu llegada.

Como te decía, la obtención de esos ovocitos suponía el comienzo de un apasionante trabajo de laboratorio cuyo objetivo era lograr transferir unos buenos embriones a mamá y esperar a que tuviera lugar la implantación.

Además de los ovocitos, en el laboratorio conocimos a los espermatozoides de papá y tras la evaluación de los mismos –número, movilidad y morfología-, decidimos inseminar los ovocitos mediante una microinyección espermática-ICSI-.

Los embriólogos explicamos a tus padres que, en su caso concreto, con la ICSI tendríamos más posibilidades de obtener una buena fecundación. De los cuatro ovocitos pudimos microinyectar los 3 que eran maduros. Tras la microinyección ya no quedaba más que esperar al día siguiente para valorar cuáles había fecundado. Los embriólogos habíamos depositado un espermatozoide dentro de cada uno de los ovocitos, pero sin duda, esto-como ya aprenderás algún día- no es más que el primer pasito de un largo proceso llamado fecundación y que no depende por completo de nosotros.

A partir de ese momento, los ovocitos ya microinyectados pasasteis a ocupar uno de nuestros incubadores en donde garantizábamos unas condiciones de cultivo (temperatura, dióxido de carbono, oscuridad) óptimas para vuestro desarrollo y similares a las que hubierais encontrado desde el primer momento dentro de mamá.

Dada la dificultad del caso, tratamos de personalizar al máximo todo el procedimiento tanto dentro como fuera del laboratorio. Un embriólogo se encargaba de informar a tus padres para que fueran comprendiendo la evolución diaria de toda esa aventura en la que juntos nos habíamos embarcado.

Así, supieron que, a las 24h aproximadamente de la inseminación de los 3 ovocitos, contábamos con 2 de ellos fecundados-iban a permanecer en cultivo un día más para ver si se iniciaban las primeras divisiones celulares encaminadas a la obtención de lo que ya conocemos como embriones.

Por información aportada por tus padres, de ciclos previos realizados en otros centros, sabíamos que nos encontrábamos ante un ciclo con posible mala calidad embrionaria ¿Qué quería decir eso, me preguntas? Pues que a menudo los cigotos se dividen y dan lugar a embriones, pero éstos tienen una calidad inferior a la necesaria para lograr una buena implantación o adhesión al útero y en definitiva un embarazo a término.

Los 2 cigotos obtenidos permanecieron aproximadamente 24 horas más en cultivo dentro de su incubador. Así pudimos valorar que el día +2 (48horas después de iniciado el procedimiento) de desarrollo embrionario-como decimos los embriólogos- contábamos ya con 2 embriones divididos.

Sin embargo, la información que teníamos para dar a tus padres no era tan buena como hubiéramos deseado. Un embrión era de una calidad óptima, con 4 células de tamaño similar, con un núcleo bien definido en cada célula y sin fragmentos. En resumen, con un gran potencial implantatorio. El otro embrión tan solo contaba con 2 células de tamaño muy diferente, prácticamente todo el fragmentado, con abundantes micronúcleos en cada una de las células y más características negativas que no se correlacionan con el embarazo a término.

Lamentablemente, los embriólogos nos encontrábamos con que este embrión no se podía transferir ni congelar. Y así se lo comunicamos a tus padres antes de la transferencia.

Contábamos con un único  embrión para transferir. Todavía recordamos las cuestiones planteadas por tus padres en los instantes previos a ese momento tan especial que es la transferencia embrionaria. La ilusión, comprensiblemente, se veía también empañada de dudas y decepción una vez más-como en tratamientos anteriores- ante las escasas posibilidades de embarazo con un único embrión.

Pero la transferencia se desarrolló sin incidencias y el embrión era estupendo. Y aquí estas tú.

Tan sólo esperamos que próximamente nos hagas una visita y te podamos enseñar nuestro laboratorio y, por supuesto, tu incubador. Te sentirás como en casa, te lo aseguro.

Nuestra enhorabuena a tus padres, que imagino te leerán esta carta con frecuencia hasta que tú seas capaz de hacerlo por ti misma.

Un beso enorme de todo el laboratorio de FIV.