La dieta

Al igual que en todas las etapas de la vida, es importante seguir una dieta sana y equilibrada, pues al fin y al cabo... "somos lo que comemos". 


La calidad de la nutrición materna influirá en el desarrollo del bebé. Al estar embarazada, lo que comes se convertirá en la fuente principal de nutrientes para el feto, por lo que, existe un vínculo muy fuerte y por ello debemos de considerar la composición de la dieta.

Para mantener una dieta equilibrada es importante
no comer demasiadas cantidades de cada uno de los grupos de alimentos, ya que se necesita variar los tipos de alimentos para obtener los suplementos adecuados de proteínas, lípidos, hidratos de carbono, azúcares, minerales y  vitaminas. Se debe de reducir el consumo de grasas y azúcares y potenciar la ingesta de alimentos con alto contenido en proteínas. 

Es necesario complementar los alimentos altamente ricos en proteínas como las carnes, pescados, huevos, lácteos y sus derivados con los alimentos energéticos como lo cereales, el pan… Pero siempre en una cantidad adecuada.

Está muy extendida la creencia de que es necesario comer el doble, la cual es falsa. Tras el tercer mes del periodo de gestación los requerimientos energéticos aumentan en 300 kilocalorías (de manera, que una mujer cuyo requerimiento sea de 1500 kilocalorías, deberá ingerir, después del tercer mes de gestación, 1800 kilocalorías).

Una buena alimentación colaborará en la prevención de que la madre sufra procesos anémicos o infecciones durante este período.

Se sugiere el consumo de suplementos vitamínicos que contengan ácido fólico, vitaminas (B6 o B12) y minerales esenciales desde el momento en que desee quedar embarazada porque los requerimientos de estas sustancias durante el embarazo aumentan considerablemente y, normalmente, suele ser difícil cubrir estas necesidades con la alimentación (consultar nutricionista o médico especialista: evitar caso de hipervitaminosis).

Las necesidades de nutrientes y micronutrientes van en aumento paralelamente al desarrollo de la gestación. Especialmente, es notorio en los tres últimos meses del proceso, donde se concentra la mayor tasa de crecimiento y desarrollo del feto; mientras que, durante los tres primeros meses estas demandas no son tan considerables.