La composición de la leche materna es única e inimitable, todavía no se conoce exactamente su composición, pero sí que sabemos que aporta al bebé una fuerte importantísima de nutrientes que colaboran en un correcto desarrollo de sus sistemas vitales, además de ofrecerle al recién nacido, defensa inmunológica.
- Proteínas: son estructural y cuantitativamente diferentes a las de la leche de vaca y tienen la capacidad de generar respuesta antigénica. La leche de vaca que no haya sido modificada no es recomendable durante los dos primeros años de vida porque presenta elevadas concentraciones de proteínas, fósforo y sodio. La lactoferrina es un componente presente en la leche humana que esta implicado en la protección del recién nacido frente a microorganismos, tiene la capacidad de unirse fuertemente al hierro y proteger al pequeño de infecciones gastrointestinales. Tanto en el calostro, como en la leche de transición y en la leche madura están presentes inmunoglobulinas (Ig), especialmente las siguientes: IgA, IgG e IgM. Concretamente, el calostro presenta en su composición, grandes cantidades de IgA y IgM. La lisozima es una proteína de bajo peso molecular que desenvuelve una importante acción bacteriana y que no se encuentra en la leche de vaca.
- Grasas: la tasa del material lípidico en la leche materna presenta una gran variabilidad en función del tipo de alimentación de la madre y del momento del día. La leche materna es especialmente rica en ácidos grasos poliinsaturados, que permiten que el recién nacido forme correctamente tejidos como el cerebral o el de la retina.
- Hidratos de carbono: el que se presenta en mayor cantidad, constituyendo aproximadamente un 80% del total de los carbohidratos es la lactosa. Aunque, también distinguimos, en menores concentraciones, sustancias como la galactosa o la fructosa.
- Vitaminas: en la leche materna la concentración de vitaminas presentes es la adecuada para el correcto desarrollo de las funciones fisiológicas.
- Minerales: la concentración de calcio y fósforo en la leche materna favorece el proceso de absorción del calcio en el organismo, además de facilitar la mineralización ósea.
La leche materna presenta en su composición tres veces menos de sodio que la leche procedente de la vaca, lo que disminuye la sobrecarga renal de solutos en una etapa en la que la inmadurez de los sistemas impediría su correcto eliminación.
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