La alimentación de los bebés durante la lactancia dependerá única y exclusivamente de la alimentación de la madre. Lo que ingerimos, ya sean alimentos, fármacos u otras sustancias pasan de la sangre materna al recién nacido a través de la leche.
La tolerancia del lactante a estas sustancias depende fundamentalmente de la edad, siendo el período neonatal el que presenta mayor susceptibilidad a provocar problemas debido a la inmadurez hepática, del sistema renal y de aparato digestivo.
Como regla general, se ha establecido que durante la lactancia a la madre sólo se le deben de administrar aquellos medicamentos que sean necesarios y que la duración del tratamiento se extienda en el tiempo lo menos posible. El personal sanitario evaluará y valorará los riesgos y beneficios para la madre y el bebé, además de la posibilidad de la necesidad de interrumpir la lactancia, aunque esto último debe evitarse.
A la hora de administrar un fármaco el personal sanitario correspondiente:
- valorará la vía de administración de ese fármaco que menor exposición al lactante presente.
- evitará recetar preparaciones de efecto prolongado.
- aconsejará que los fármacos monodosis se tomen anteriormente al período de sueño más largo de pequeño; y, si no fuera posible, hacerlo al finalizar la toma.
- controlará la aparición de signos y síntomas de la paciente.
No es recomendable que se le administren a madres lactantes, fármacos de corta aparición en el mercado. Especialmente, si se dispone de la opción de recetar otro fármaco con mayor trayectoria farmacológica ya que normalmente, en un fármaco nuevo no suele existir información suficiente sobre riesgos y beneficios durante la lactancia.
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